Andrés Rojas Jiménez
El presidente colombiano Gustavo Petro le profesa una aversión al sector de los hidrocarburos y mucho más al desarrollo de yacimientos no convencionales con la tecnología del fracking o fracturamiento hidráulico para la extracción de crudo. En sus ya casi dos años de gobierno se han frenado las exploraciones y se ha reducido el tiempo de utilización de las reservas de petróleo y gas natural.
El abogado Juan Felipe Neira, especialista en derecho de los hidrocarburos, docente en la Universidad Externado de Colombia y socio de la firma Stratergy Consulting, advierte sobre los riesgos de una crisis energética en ese país justamente por las erráticas políticas del gobierno de Petro en materia de hidrocarburos y paradójicamente por las indefiniciones en las energías renovables.
- ¿Qué ha pasado con la oferta que hizo el presidente Petro de prohibir en Colombia toda posibilidad de utilizar el fracking?
-El fracking ha estado en una moratoria de facto desde que entró el Gobierno. No ha habido una prohibición y tampoco se ha aprobado una ley o un decreto que establezca que no se pueden hacer más exploraciones de petróleo en Colombia. Simplemente no se ha hecho nada y estamos como dije en una moratoria de facto. Hay un proyecto de ley que se introdujo en el Congreso que buscaba prohibir la utilización del fracturamiento hidráulico con perforación horizontal en Colombia. Sin embargo, ese proyecto de ley no logró ni siquiera debatirse, nunca se puso en la agenda y la verdad es que hoy el Gobierno colombiano tiene unas reformas de corte general muy importantes, muy transformadoras y de mucha polémica como son la de salud y la del sistema de pensiones que han tomado protagonismo en esa agenda legislativa, por tanto, el tema del fracking pasó a un segundo, tercero y hasta cuarto nivel y no ha logrado debatirse. Esa ley, seguro va a hundirse en el Congreso y no se tendrá ninguna prohibición ni en ley ni tampoco en decreto. Entonces seguimos en la moratoria de facto.
- ¿Qué pasó con las pruebas piloto que se anunciaron a finales del gobierno de Iván Duque? ¿Están como en el limbo?
-En el gobierno anterior se trabajó arduamente para hacer unas pruebas piloto que buscaban probar la técnica, pero también la regulación y las entidades. Se elaboraron unas líneas básicas ambientales y sociales. Por ejemplo, en el área de la salud se gastaron recursos importantes y ahora no hay ningún municipio ni ciudad en Colombia que tenga mejor información sobre la salud de su población que Puerto Wilches (municipio en el departamento de Santander y en la cuenca del rio Magdalena). Con la llegada del gobierno de Petro quedó clara la señal de mercado que esas pruebas no iban a pasar.
- ¿Qué ocurrió con esas pruebas con la llegada de Petro al poder?
-Había una cláusula en los contratos que, si no se otorgaban las licencias ambientales, las compañías podían solicitar su terminación. Estos proyectos pilotos fueron asumidos por dos empresas: Exxon Mobil y Ecopetrol. Exxon Mobil hizo efectiva esa cláusula y le explicitó a la Agencia Nacional de Hidrocarburos y por lo que entiendo ese contrato se terminó. En cambio, el contrato con Ecopetrol se encuentra suspendido. Por tanto, Exxon Mobil sale de esa obligación en Colombia, pero Ecopetrol aún la tiene pendiente y estará en el limbo hasta que no haya un marco regulatorio claro de qué pasará con esa prueba.
- ¿El gobierno del presidente Petro se encuentra atrapado entre lo que fue su oferta energética ambiental en la campaña electoral, apoyada con grupos ambientalistas anti fracking, y lo que es la realidad mundial del mercado petrolero versus el avance de las energías renovables?
-La situación energética de Colombia es bastante deplorable por muchas razones. Primero, el sector petrolero se encuentra en crisis cuando se tiene un gobierno y un presidente que sale a Naciones Unidas a equiparar el petróleo con la producción de cocaína y dice que para producir petróleo no se requiere utilizar el cerebro. Esa declaración definitivamente no es un incentivo para la industria. Hay que mencionar que el sector de los hidrocarburos es muy importante para Colombia porque genera 83% de las regalías que reciben las entidades territoriales, alrededor de 25% de los ingresos de la Nación y es un jugador importante en lo que son exportaciones. Por tanto, declaraciones como las hechas en la ONU son graves. En segundo lugar, la situación es crítica en la demanda de gas natural. Hace aproximadamente un mes Colombia atravesó por un fenómeno de El Niño, que estuvo muy cerca de ocasionar un racionamiento eléctrico porque nuestra capacidad hidráulica se vio muy reducida y la generación térmica tuvo que asumir el protagonismo y eso significo que las fuentes de confiabilidad pasaron a ser el gas natural y el carbón. Por tanto, ese sector tan satanizado se convirtió en el Gran Salvador. En cambio, las energías renovables que iban a entrar hace un año o dos no lo hicieron y no están en el mercado por falta de viabilidad social, que pareciera ser el gran fuerte del Gobierno. Ahora estamos viendo que empresas grandes a nivel mundial están dejando los proyectos de energías renovables en Colombia porque no los ven viables y están gastando mucho dinero debido a que asumieron muchas obligaciones que deben sacar de su propio bolsillo para cumplir. Tristemente hay que señalar que la transición energética y la confiabilidad del sector energético en Colombia hoy están en riesgo.
- ¿Eso quiere decir que el presidente Petro quedó atrapado en su propia oferta?
-Sin duda alguna porque no se cumple ni por el lado de las energías renovables ni por el de los hidrocarburos. Se marchita a un sector muy importante para el suministro de energía en Colombia y sobre todo para la economía y al mismo tiempo no se da el reemplazo que se había prometido. Eso es un poco la falta de planeación de esa transición energética a la brava que nos puede poner en riesgo a los colombianos.
- ¿No hay alguna posibilidad de rectificación o alguna medida amigable con el sector de los hidrocarburos en lo que resta de mandato del presidente Petro?
-Por ahora no. El Gobierno de Petro sigue manteniendo esa posición e incluso envía la señal de intentar convertir a Ecopetrol en una empresa de energía eléctrica, siendo la gran empresa de hidrocarburos de Colombia. Sin embargo, creo que la macroeconomía puede llevar a que esta situación se replantee y que a finales de su gestión volvamos a hablar del fracking y eso sería una nueva gran oportunidad para Colombia.
-Las relaciones diplomáticas con Venezuela se restablecieron con la llegada de Petro al poder en Colombia y se han firmado acuerdos de cooperación energética. ¿Por qué cada vez que se menciona la posibilidad de que PDVSA le venda gas a Ecopetrol hay críticas por parte del sector privado colombiano?
-Hay varios factores. Primero, lo voy a decir con una frase coloquial muy común en la radio colombiana: “tenemos la nevera llena y vamos a comer de la nevera del vecino”; eso quiere decir que no se entiende cómo es posible que si Colombia tiene unas reservas de gas natural para explorar y explotar se esté pensando en traerlo de otro país. Ese gas de Venezuela sería muy útil, cubriría una parte de la demanda que no se puede con producción local, pero aumentaría los costos. Por tanto, estamos frente a un problema de suministro y desarrollo de una industria que genera empleos en Colombia y no se entiende que se prefiera un gas extranjero. Un segundo factor que es muy preocupante para Colombia es que PDVSA se encuentra bajo unas sanciones del gobierno de los Estados Unidos y las empresas colombianas, particularmente Ecopetrol, tendrían que entrar en tratos con PDVSA y arriesgarse a sufrir esas sanciones y eso es un riesgo jurídico innecesario. Tercero, la opinión publica en Colombia poco a poco se ha venido enterando de cómo están las condiciones para la producción y el transporte de ese gas en Venezuela y por lo que conoce no están listas ni son suficientes para suplir la demanda en el corto plazo y tampoco se ve esa posibilidad de suministro. Cuarto factor, las tratativas que ha habido entre las dos empresas no han sido claras ni transparentes y ese ha sido el factor para que la opinión pública en Colombia, no solo el sector privado, sino sobre todo los consumidores de gas natural no tengan la apertura ni vea con ojos positivos que ese negocio pueda beneficiar a Colombia.
-Un aspecto que llama la atención de Ecopetrol es que tiene inversiones y operaciones en Estados Unidos en yacimientos donde se utiliza el fracking. ¿Luz hacia afuera y oscuridad hacia adentro de Colombia?
-Esa fue una decisión institucional que tomó la anterior junta directiva de Ecopetrol como fue la asociación con la empresa Oxy para explorar y explotar la cuenca del Permian en el estado de Texas en los Estados Unidos. Fue una apuesta para que la empresa aprendiera y desarrollara su propia experiencia en yacimientos no convencionales para un eventual desarrollo de ese mercado en Colombia; pero con el cambio de política que se dio con la llegada de Petro esa experiencia ya no se ve tan relevante. Recientemente hubo un cambio radical en la directiva de Ecopetrol y ahora entre algunos miembros hay una abierta negatividad frente a la utilización del fracking en cualquier lugar del mundo y por eso hoy existen dudas sobre cómo va a continuar ese negocio de Ecopetrol en los Estados Unidos. Ahora los informes financieros que se han presentado muestran que Ecopetrol recibe entre 20% y 25% de sus ingresos de ese negocio y por eso ahora la lógica no es solo ideológica y ambiental, sino que se agrega si se va a afectar o no los ingresos de Ecopetrol, que son muy importantes para el gobierno colombiano.
- ¿Esta situación energética y del sector de los hidrocarburos por la que atraviesa Colombia domina la agenda política por parte de grupos o dirigentes de oposición en Colombia?
-Hay una cantidad de ruido en la discusión política colombiana de gran calado con las reformas de salud y pensional que mencioné anteriormente y además toman protagonismo la reforma a la educación y próximamente la de los servicios públicos. Adicionalmente el presidente Petro ha incluido en las discusiones la posibilidad de una Constituyente y cuando ya hablamos de cambios institucionales de ese nivel entonces el sector energético pasa a otro plano y queda relegado. Ahora cuando a los colombianos les aumenta el precio de la gasolina y el de los servicios públicos, particularmente en la costa Caribe, este tema vuelve a sacar la cabeza. Seguramente estará muy presente en 2025 cuando veamos resultados financieros de Ecopetrol, que reflejen la gestión de la actual administración, de lo que se ha hecho en este gobierno y va a notarse esa actividad. En 2025 y 2026, el sector energético va a estar en la palestra, quizás no como el principal tema.
PUBLICADO: 19 de junio de 2024