Por Alexander Uzcátegui y Andrés Rojas Jiménez
“Hijos de la Tierra” del director Jacobo Penzo se convierte en un nuevo film de ficción la cinematografía venezolana, que se centra en los inicios de la actividad petrolera a principios de los años 20 del siglo XX, pero llega con retraso a las carteleras de Caracas y Venezuela entre otras razones por el fallecimiento de Penzo, junto a la del director artístico Diego Rísquez y su protagonista el actor Daniel Alvarado.
El también cineasta Sergio Curiel, quien tuvo la responsabilidad de la edición y montaje además de estar entre sus productores ejecutivos, asumió la tarea de concluir el trabajo de postproducción tras el fallecimiento de Penzo.
Petroguía no sólo ha abordado el tema petrolero desde el punto de vista económico y financiero, sino también cultural a través de las artes plásticas, la fotografía, la literatura, el teatro y en este del caso el cine.
-¿Esta película es como una continuación del trabajo que hizo Jacobo en “Cabimas donde todo comenzó”?
- “Cabimas donde todo comenzó” es un primer acercamiento al tema. Jacobo hizo toda una investigación con Cabimas y hace lo que se puede llamar como un docu-ficción, es decir, una ficción documental. En cambio “Hijos de la tierra” pasa a ser como la obra cumbre de esa investigación. Jacobo es uno de los pocos directores que abordó el tema petrolero del que se han hecho cuatro películas de ficción como “El escándalo” de Carlos Oteyza; Jacobo realizó “En Territorio extranjero”, que fue su primer acercamiento al petróleo pero además con la explotación minera en el Amazonas y en el río Orinoco. Luego hizo “Cabimas donde todo comenzó” y como última película “Hijos de la tierra”.
-¿Llevó tiempo realizar esta película?
-La investigación y el guión duró veinte años. Hizo entrevistas con gente que estuvo en el momento del reventón del pozo El Barroso en el Campo La Rosa en 1922. Es una película donde Jacobo trata de plasmar ese momento cuando Venezuela dejó de ser agraria y comenzó a ser petrolera.
-Tenemos entendido que la película se comenzó a filmar en 2015 y desde esa época para acá afrontó muchos problemas, entre ellas las muertes de Jacobo Penzo, el actor Daniel Alvarado y el cineasta Diego Rísquez, quien fue el director artístico. ¿Cómo fue el proceso de recuperar el material y terminar de hacer la película?
-Nunca dejamos de trabajar. Hicimos el montaje. Apenas termina Jacobo de filmar en 2015 vienen todos los procesos propios de una filmación moderna, las películas son digitales. Nunca paramos de trabajar frente a cada problema.
Fue un proceso muy creativo y positivo. El primer montaje duró 4 horas y la versión final de la película terminó durando hora y media. Es un film muy complejo que trata sobre Venezuela, el petróleo y la diáspora que se dio en ese momento buscando el oro negro. Eran andinos, falconianos u orientales buscando los campos petroleros y abandonando sus campos de agricultura que eran paupérrimos y donde no había desarrollo.
Aparte de eso, políticamente Venezuela se encontraba en plena dictadura de Juan Vicente Gómez, su época y su contexto en la que el dictador se alió con empresas internacionales y como pate de eso está toda una ficción con historias de seres humanos que se separan y se enamoran. Todo eso está en la película en un equilibrio muy interesante sin manipulación y maquiavelismo. El personaje que aspira a entrar en el mundo petrolero por la New Jersey Oil Company es un tipo que podríamos decir que es chévere y simpático.
También vemos imágenes de lo que fue la cárcel de La Rotunda y parte de todos los intereses que se mueven alrededor de ese petróleo.
-¿Tuvieron que detener en algún momento el trabajo?
-El proceso de trabajo fue intenso. No detuvimos la película. Todos los obstáculos los fuimos saltando y Jacobo se nos va fue un poco antes de eso.
La película se filmó en 2015, pero su estreno ocurrió el 22 de septiembre de 2022, un año que coincide con el de la historia porque se celebran los 100 años del momento que Venezuela pasó a ser petrolera. Jacobo se fue, pero está aquí con nosotros y como dato curioso esa misma fecha es la de su cumpleaños.
-Tomando en cuenta que la película se ambienta en 1922. ¿Qué fue lo complicado de tratar de revivir esa época?
-Filmar en un apartamento de Caracas puede ser complicado y costoso, ahora imagínate una película que recorrió buena parte de Venezuela. Toda la parte del estado Falcón se filmó en Carora, donde cayó un aluvión de agua que se convirtió en un pantano y el Ejército tuvo que ir a rescatar a los técnicos y actores.
Por otro lado se fue a Mérida porque había que filmar las montañas de Los Andes. También nos ayudó la tecnología. Los edificios de Tanaguarena en el estado Vargas fueron transformados en los árboles de Cabimas.
-¿Y cómo fue el rodaje de la escena del reventón?
-El reventón es ese momento muy pequeño y corto en que explota el pozo, pero no hay un desarrollo. El reventón se ve por supuesto. La torre petrolera y el petróleo se hicieron en 3D.
Hay un momento en que hay un mundo nuevo. Según tengo entendido ese reventón del Barroso duró 19 días y produjo casi la mitad de todo lo que producían los pozos petroleros a nivel mundial. Fue una gran marca que afectó o marcó a Venezuela y nos convirtió en un destino de explotación sumamente importante.
-Parte de la literatura, de las obras de teatro y hasta en el cine han tenido como una visión de que todos los males que tenemos en Venezuela es por culpa del petróleo. ¿Hay algo de eso en “Hijos de la tierra”?
-No. No hay esa visión de que yo quiero que tú pienses esto. La película sí tiene un toque del mundo petrolero, es un lenguaje universal. La película arranca en los ranchos de miseria alrededor de Caracas en una toma donde van los títulos. De ahí nos vamos a 1922. Luego regresamos a los ranchos con los títulos finales. No hay un desarrollo ni crítica sobre los políticos y los partidos. Llegamos al momento en que explotó, de ahí en adelante ya conocemos la historia y cada quien tendrá su propia interpretación.
Sí es importante decir que la película es muy actual. Jacobo agarra una historia que en ese momento transforma al paí. Nos muestra las realidades del campesino como la siembra de café en Mérida. Describe a los falconianos con la vida del hombre del desierto o de jóvenes que están haciendo una lucha de juego con cuchillos de verdad. Es una gran obra. También vemos a Gómez viendo la película “Nosferatu” con su mujer y todos sus adjuntos o colaboradores. Vemos a un Gómez íntimo y particular que tiene muchas interpretaciones.
-¿Cuál fue la escena más complicada tomando en cuenta esa ambientación de una época como la dictadura de Gómez?
-Hubo varias. Hay una escena de una fiesta con 200 personas vestidas con ropas de la época de Gómez. Están los personajes que hablan de la negociación en las oficinas. También está el campo petrolero “La Rosa” reconstruido. En general toda la ambientación de la Venezuela de 1922 es algo muy complejo porque todo se renovó. La mayor parte de la arquitectura de la época se derrumbó y por eso se tuvieron que buscar ciertos sitios como el Teatro Municipal, las Haciendas Izcaragua o La Vega. Se consiguió con gente maravillosa, dirigida por Diego Rísquez, quien nos abandonó después de esa película. Se hizo toda una investigación impresionante y detallada de cómo eran los platos, las copas, los vasos, las sillas, las habitaciones con los muebles. Todo un trabajo muy minucioso, incluso para saber cuánto valía y cómo era la moneda de madera que se utilizaba para pagarle a los campesinos o la de un dólar que tenía a la estatua de la Libertad. Fue un trabajo de dirección de arte impresionante.
-¿Lo mismo ocurrió con el vestuario?
-Estuvo a cargo de Ofelia Torres que se hizo junto a toda la construcción de los personajes con las botas o cinturones de la época. Realmente uno se traslada a 1922. También estuvo lo que se refiere a la forma cómo se realizaba la agricultura con la forma como estaban atados los bueyes para el arado de la tierra y siembras de las papas.
-¿La dirección de arte incluyó también cómo era el trabajo y operación de un campo petrolero en la costa oriental del lago de Maracaibo?
-Por supuesto, tuvimos que construir el campo La Rosa. Las torres petroleras tienen como un cajón, que tenía todo el sistema de poleas que no está al igual que las tuberías, pero se tuvo que hacer al andamiaje de la torre. Jacobo se documentó mucho en todos esos aspectos que estuvieron cuando se firmaron las concesiones a las empresas transnacionales. Hacer esta película de este calibre y envergadura prácticamente se convirtió en una obra épica, en toda una proeza y se logró por toda la entrega absoluta que hubo por parte de un equipo maravilloso. Hay que verle la cara a maquillar a 200 personas diarias e incluso cortarles el pelo como en la época. “Hijos de la Tierra” es una proeza por donde la veas.
-El año cuando fue rodada en 2015 fue cuando comenzaba a acentuarse en Venezuela el problema inflacionario. ¿Rodar esa película en ese momento debe haber sido otra proeza por el incremento de costos y la escasez?
-Ciertamente. Cada semana se hacía más complejo el rodaje por el aumento de costos.
-¿Cuánto tiempo duro el rodaje?
-Once semanas rodando por el país. Todo un trabajo que hizo Beatriz Aranguren que fue la directora de producción y quien recorrió toda Venezuela en autobús con su maletica. Ella se pregunta hoy día por qué lo hizo en autobús.
PUBLICADO: 03 de octubre de 2022