Por Alexandera Uzcátegui / Periodista de Petroguía
Esta es la segunda parte de las conversaciones con un grupo de venezolanos que viven en el Reino Unido desde hace varios años y en esta ocasión los temas son el trabajo y el transporte durante el lockdown o aislamiento por la pandemia de COVID-19.
Ana Marisol Angarita es una periodista venezolana que emigró a Gran Bretaña en 2004. Trabajó durante ocho años para la British Broadcasting Corporation (BBC). Actualmente labora para el servicio de salud público (NHS por National Health Service) y es terapista complementaria. Trabaja con niños y adultos en un hospital tratando de mejorar su calidad de vida a través de masajes, reflexología y aromaterapia.
El trabajo
En relación a su trabajo con el NHS, Ana Marisol comenta que no está en un cargo clave (en primera línea), sino de apoyo. “Trabajo en un hospital que no recibe casos de COVID-19 porque atiende una población que es bastante vulnerable porque son pacientes con cáncer, y porque somos el centro de atención de pacientes oncológicos de todo Londres, que normalmente no son atendidos en otros centros, por tanto somos un caso atípico. Si se sospecha que el paciente tiene Covid se le aísla y se le traslada a otra sede”, comenta.
Por su parte, Wilfredo Laboren, quien también es periodista y vive en Nottingham también debe salir. “Desde hace quince años trabajo en el sistema ferrocarrilero nacional y estoy dentro del grupo de ciudadanos que llaman key workers (trabajadores claves).
El gobierno también ha aumentado las medidas de seguridad sanitaria. “El régimen de supervisión de mantenimiento y seguridad se realizan al mismo tiempo. Se han cerrado muchas áreas públicas para evitar la congregación de personas y disminuir los riesgos de contagio”.
La empresa donde trabaja Laboren lo provee con un equipo de protección personal (lo llaman PPE por las sigas del personal protective equipment) que varia con cada rol. “Recibo guantes para revisar y limpiar las áreas públicas, desinfectantes para reforzar el trabajo del personal de mantenimiento y de uso personal para las manos”, indica Wilfredo. “El personal de mantenimiento ha redoblado su presencia en trenes y estaciones”, agregó.
Sin embargo, hay un punto que le llama la atención. “Un buen porcentaje de las áreas comunes están cerradas y las pocas a las que el público tiene acceso están siendo constantemente desinfectadas, aunque no hay nadie que las use”, agrega.
Otro caso es el de Susana Szlezinger, también comunicadora social, vive en Nottingham y no tiene necesidad de salir para su centro de labores. “Trabajo desde casa, sin embargo mi estado emocional se ha visto afectado por una disputa con mi ex pareja por la custodia de los niños. La organización para la que trabajo (una agencia del gobierno) se ocupa del bienestar de las personas y han sido muy comprensivos”.
Arístides Pietrangeli, quien es licenciado en Comunicación Social y está radicado en Londres desde febrero de 2001, también labora a distancia. “La agencia nos mandó a la casa una semana antes de las medidas del gobierno. El problema es que los niños estudien desde el hogar mientras trabajo, sobre todo cuando tengo muchas llamadas o conferencias telefónicas”.
“Lo más difícil ha sido tratar de trabajar y que mis hijos sigan estudiando. Mi hijo de 9 años en ocasiones se dispersa y con la de 5 hay que sentarse. Si estoy haciendo cosas con ellos, no trabajo. Conseguir el balance es difícil”.
Pietrangeli trabaja en una agencia de producción y localización llamada Gutenberg Global que es parte de la empresa DDB.
María Alejandra Gómez, ingeniero químico egresada de la Universidad Simón Bolívar, vive en County Durham. Está trabajando desde su casa desde finales de marzo, sin embargo la empresa sigue abierta porque es considerada esencial (provee materia prima a las farmacéuticas). “Hay un grupo de personas que trabaja por guardia y el resto lo hace desde su casa”.
Restricciones en el transporte
Los problemas del transporte púbico no faltan. “Hay restricciones, en cuanto a los autobuses y los trenes, está funcionando un servicio que se llama De Domingo, que pasan con menos frecuencia”, explicó Ana Marisol. “La cantidad de taxis y Uber´s es mucho menor también. Más de 10 conductores de autobuses han fallecido por COVID-19, lo que ha desencadenado más restricciones”, agregó.
En los autobuses de dos plantas, en el primer piso los primeros asientos están reservados para personas de la tercera edad y mujeres embarazadas o para alguien que tenga algún impedimento físico. Todos esos puestos están siendo bloqueados para proteger al conductor. Los asientos que están libres son los que están al final de la primera planta o los del segundo piso. La gente toma su distancia. Si es un autobús de una sola planta, que son mucho más largos, se le da espacio al conductor. “Normalmente cuando tomo el autobús hay dos o tres personas más y se guarda la distancia social”, dijo Ana Marisol.
Arístides confirmó que la cantidad de trenes y autobuses se ha reducido, pero siguen funcionando. “Los key workers tienen que poder llegar a trabajar”, dice
En Nottingham, el transporte público se ha reducido bastante pero está lejos de exhibir una paralización, Wilfredo Laboren aun debe salir a trabajar. “El sistema de tranvías y autobuses funcionan con un horario reducido y los trenes entre ciudades han disminuido a poco menos de la mitad de su servicio.
Como Susana Szlezinger trabaja desde su casa no usa el transporte público.
En relación a las restricciones al transporte, María Alejandra parece estar no muy enterada. “Creo que sí, sé que en Londres hay restricciones con el tube (Metro) y los autobuses, así como los trenes y según entiendo es a nivel nacional”. La zona donde vive Gómez es muy rural y hay poco transporte público. County Durham en the North Pennines.
PUBLICADO: 09 de mayo de 2020